Cap. 156 - Limosnas

miércoles, 26 de enero de 2011

       Hay quien puede pensar, que tener una memoria a largo plazo tan buena como la mía solo trae ventajas. Sí, te acuerdas de muchas cosas buenas, de conversaciones, hechos, cotilleos, historias... Mi "número" favorito es cuando empiezo a dar clase y a los 5 minutos les demuestro a mis alumnos que ya me sé sus nombres. Sus caras son maravillosas, jajaja.

       Pero igual que te acuerdas de las buenas, te acuerdas de las malas. De las veces que has hecho el ridículo, de las veces que has metido la pata, que has defraudado a alguien o de las que te has defraudado a ti mismo. De uno de estos acontecimientos quería hablar.

       Ayer noche, mientras estaba en una discoteca con unos excompañeros de trabajo, se nos acercó una mujer de 52 años, con un bloc de dibujos infantiles para colorear, medio coloreados por ella. Nos pedía lismona. Empezó a contarnos que las cosas están mal, que ójala no tuviese que hacer eso (era un lunes, a las 2 de la mañana, en una discoteca), que no había sacado un euro en toda la noche, ... Me sentí muy mal. Me sentí muy mal por dos razones. La primera, porque me sentí en su lugar. Me sentí solo, en una discoteca, con la gente ignorandome mientras pido algo para tomarme un vaso de leche. Y la segunda, me senti mal porque no le dí nada mientras que mi compañero, siempre mas generoso que yo, le dió algo. Y además, le mentí diciendole que no tenía nada.

       Hace justo 3 años, el mismo compañero y yo vivímos una situación igual. Mientras nos bajábamos de su coche en la estación de tren; una chica con aspecto hippie y descuidado se nos acercó corriendo y nos pidió por favor 1 euro que necesitaba para el billete del tren, que estaba a punto de salir. Volví a mentir. Y a los segundos de haberlo hecho me arrepenti, y mucho, pero ya era tarde. Era cierto, ella necesitaba ese euro y no se lo dí (mi compañero sí era cierto que no tenía). La chica se quedó tirada y me sentí muy culpable. De echo, aún lo siento.

       ¿Soy un ser despreciable? Pues mira; seguramente. Pero no puedo evitar que cada vez que alguien mendiga o me pide algo del estilo, me asalte un pensamiento... ¿Me estará engañando? Y es que no es la primera vez que me ocurre que doy limosna y me engañan pero bien; y os cuento la más "vergonzosa" de todas.

       Estando en la estación de bus de Córdoba, hace ya 5 años, esperaba el bus a mi pueblo. Yo venia de León, recien mudado y como en el frigorífico quedaba una cuña entera de queso, para no tirarla, me la llevé por si me daba hambre o algo (que se yo).

       Esperando al bus, veo que una familia gitana (al completo) entra por la puerta de los buses y se colocan unos 30 metros mas allá a esperar a que alguien, que vendria en un bus, llegara. Una de las gitanas jovenes pensó que sería buena idea, mientras esperaban, ponerse a pedir; así que ala, allí que se fue. Cuando llegó a mi, uno de los últimos que le quedaba por pedir, me dijo...
¡Ay! miiiiira... me da algo que pueda comeee... que tengo hambre, que no he comio na...
Pensé "¡ahora es la mía!". Diligentemente, mi mano se acerco a mi bolso y sacando la cuña de queso le dije...

¡Toma! una cuña de queso.
¡Ay, no! ¡Dame dinero!
Asi que, guarde la cuña y le dije...

Entonces... es que no tienes demasiada hambre.

       Y es por culpa de esta gentuza, porque no tiene otro nombre, que me plantee esto. ¿Nos engañan cuando piden limosna? o realmente son gente que lo necesita y les estamos negando 20 centimos. No lo sé, personalmente, quizá debería empezar a pensar que realmente es gente que lo necesita y darles al menos unos centimos. Ellos se sentiran mejor y seguramente yo también. Total, dicen que unos centimos menos, no nos harán más pobres.

1 comentarios:

Josel3 dijo...

A mi en la estación de autobuses de málaga una vez me pidió dinero un tipo diciendo que necesitaba para el bus que iba a Lucena. También me pidió a la semana siguiente. Y a la siguiente. Y al final nos hicimos medio colegas de tanto vernos, y cuando yo le veía le decía "Pa Lucena, no?" y él se reía. Obviamente el tipo no pedía para lo que decía, pero creo que no le venía mal eso de que alguien le saludara de vez en cuando y le hiciera reír. La limosna no es siempre dinero!